Publicado el mayo 15, 2024

La mayoría de ganaderos cree que un buen ensilado consiste en llenar el silo, pero la realidad es que el éxito reside en los detalles obsesivos de un proceso de control de calidad en tiempo real.

  • El valor nutricional se decide en las primeras 24 horas tras la siega, no durante el almacenamiento.
  • La compactación no es solo ‘quitar aire’, es una guerra contra el oxígeno que se gana con física: peso del tractor y capas finas.

Recomendación: Deje de pensar en ‘hacer silo’ y empiece a ‘fabricar nutrición de precisión’. Cada paso es un punto de control crítico que impacta directamente en su rentabilidad.

Para un ganadero, la reserva de forraje es mucho más que un montón de hierba fermentada; es el capital circulante que alimentará la explotación durante meses. Es el banco de comida que garantiza la producción de leche y carne cuando los pastos callan. Sin embargo, con demasiada frecuencia, este proceso se aborda como una simple tarea de recolección y almacenamiento, ignorando que es una delicada cadena de precisión biológica y mecánica. Se habla de segar, picar y tapar, pero se obvian los detalles que marcan la diferencia entre un alimento de alto valor y un montón de materia orgánica en descomposición que lastra la rentabilidad.

El error fundamental es pensar que la calidad del ensilado se crea en el silo. La verdad es contraintuitiva: la calidad solo se puede conservar. El valor nutricional máximo se encuentra en la planta en pie, y cada paso subsiguiente es una batalla para minimizar las pérdidas. Esta guía no es una simple repetición de los pasos que ya conoce. Es un manual de operaciones de un «maestro del silo», un recorrido por los puntos de control críticos donde se gana o se pierde la partida. Porque el secreto de un ensilado perfecto no es una receta mágica, sino la aplicación obsesiva de la ciencia en cada eslabón de la cadena.

Vamos a desgranar este proceso, desde la decisión de arrancar la segadora hasta la elección del pienso complementario, no como una lista de tareas, sino como una estrategia integral para fabricar un insumo de altísimo valor que reduzca su dependencia externa y dispare el rendimiento de sus animales.

La siega en el momento justo: el secreto para obtener un forraje con el máximo valor nutricional

El primer punto de control crítico y, posiblemente, el más decisivo. La decisión de cuándo segar determina el techo de calidad de su futuro ensilado. No es una cuestión de agenda, sino de biología. A medida que la planta madura, acumula más fibra (biomasa) pero su digestibilidad y su contenido en proteína y energía caen en picado. Esperar demasiado para tener «más cantidad» es el primer paso para obtener un ensilado mediocre. El objetivo es encontrar el equilibrio perfecto entre rendimiento y valor nutricional.

En el caso de la alfalfa, por ejemplo, el momento óptimo se sitúa cuando aproximadamente un 10% de las plantas comienzan a florecer. En este estado fenológico, la planta ha acumulado suficientes azúcares para una buena fermentación, pero la lignificación de los tallos aún no ha comprometido su digestibilidad. Un estudio realizado en el Valle del Ebro demostró que los rendimientos máximos de materia seca y proteína se obtenían aplicando los cortes en este preciso momento. Concretamente, se alcanzaron rendimientos de hasta 16.785 kg/ha de materia seca cuando se segaba con un 10% de floración. Retrasar el corte apenas unos días puede suponer una pérdida de puntos de digestibilidad que deberá compensar más tarde con concentrados más caros.

Detalle macro de plantas de alfalfa mostrando el 10% de floración ideal para el corte en campo español

La climatología de cada región española dicta la estrategia de cortes a lo largo del año. No es lo mismo gestionar la alfalfa en la húmeda Cornisa Cantábrica que en los secanos de la Meseta o los regadíos del Ebro.

Calendario óptimo de siega por zonas ganaderas españolas
Zona Época Frecuencia Días entre cortes
Cornisa Cantábrica Abril-Octubre 4-5 cortes/año 35-45 días
Valle del Ebro Marzo-Noviembre 5-6 cortes/año 28-32 días primavera/verano
Meseta Abril-Octubre 5 cortes/año 30-35 días

Dominar este calendario y ajustarlo a la observación directa del cultivo es la primera gran victoria en la fabricación de un ensilado de élite. La segadora no debe arrancar por costumbre, sino como respuesta a una señal biológica clara de la planta.

El ‘punto de marchitez’: la técnica del presecado para evitar que tu silo se convierta en un desastre de lixiviados

Una vez segado el forraje, comienza una carrera contrarreloj. El siguiente punto de control es alcanzar el nivel de materia seca (MS) ideal antes de picar y almacenar. Ensilarr con un exceso de humedad (por debajo del 28-30% de MS) es una invitación al desastre. El agua sobrante no solo diluye los nutrientes, sino que se convierte en un vehículo para su pérdida a través de los lixiviados, esos jugos malolientes que se escurren de la base del silo. Estos lixiviados arrastran azúcares, proteínas y minerales, es decir, el valor de su trabajo se va literalmente por el desagüe.

Un contenido de humedad superior al 70% crea un entorno propicio para la proliferación de bacterias indeseables del género Clostridium. Estas bacterias producen ácido butírico, responsable del olor rancio y la mala palatabilidad del ensilado, lo que provoca el rechazo por parte del ganado. El objetivo del presecado o «premarchitado» es dejar que el forraje segado se deshidrate en el campo durante unas horas hasta alcanzar el punto óptimo, que generalmente se sitúa entre el 30% y el 38% de materia seca. Este rango es el ideal para la mayoría de forrajes como la alfalfa o las gramíneas.

El método es sencillo pero requiere precisión. Tras la siega, se deja el forraje extendido en hileras anchas para maximizar la exposición al sol y al aire. El tiempo de presecado puede variar de unas pocas horas en un día soleado y ventoso a más de un día en condiciones de alta humedad ambiental. La pericia del ganadero reside en «leer» el tiempo y el estado del forraje. Un truco práctico es el «test del puño»: coger un puñado de forraje y apretarlo con fuerza. Si no suelta jugo pero la mano queda húmeda y la bola de forraje se deshace lentamente, está cerca del punto ideal. Si chorrea, aún está demasiado húmedo. Si se deshace al instante, puede que se haya secado demasiado, lo que dificultará la compactación.

El tamaño de picado sí importa: cómo ajustar la cosechadora para un ensilado perfecto

El tercer punto de control es puramente mecánico, pero con consecuencias biológicas directas. El tamaño al que se pica el forraje no es un detalle menor; determina la eficacia de la compactación y la salud ruminal del ganado. Un picado demasiado largo deja bolsas de aire difíciles de eliminar, creando focos para el desarrollo de mohos y levaduras. Un picado excesivamente corto puede reducir el contenido de fibra efectiva en la ración, llevando a problemas metabólicos como la acidosis ruminal.

El tamaño de picado teórico ideal depende del tipo de forraje y de su contenido en materia seca. Para ensilados de maíz, el tamaño de partícula recomendado es de 2 a 4 centímetros. Para forrajes de hierba o alfalfa con un 30-35% de MS, un tamaño de picado de 3-5 cm suele ser adecuado. Si el forraje está más seco (por encima del 40% de MS), se debe reducir el tamaño de picado para facilitar la compactación y la liberación de jugos celulares que alimentan a las bacterias lácticas.

Vista lateral de cosechadora de forraje en acción mostrando el flujo de material picado en campo español

La clave está en la comunicación y supervisión del operario de la cosechadora, ya sea propio o un contratista. No basta con dar una orden; hay que verificarla. Es fundamental asegurarse de que las cuchillas de la máquina están bien afiladas y ajustadas. Cuchillas desgastadas no cortan, sino que desgarran la fibra, lo que dificulta la fermentación. Además, en el caso del maíz, es imprescindible que el procesador de granos (Kernel Processor) esté funcionando correctamente para romper los granos y hacer accesible el almidón, la principal fuente de energía.

La coordinación con el contratista es un proceso en sí mismo que merece su propia planificación para garantizar que el trabajo se realiza según sus estándares de calidad.

Plan de acción: Puntos a verificar con el contratista de la cosechadora

  1. Definir tamaño de picado: Acordar el tamaño teórico (p. ej., 3-5 cm para vacuno lechero) según el forraje y su humedad.
  2. Verificar el procesador de grano: Confirmar que el Kernel Processor está activo y ajustado correctamente para el ensilado de maíz.
  3. Controlar la velocidad de trabajo: Establecer que la velocidad no exceda los 5 km/h para asegurar una calidad de picado y procesamiento óptima.
  4. Inspeccionar las cuchillas: Solicitar una revisión del afilado de las cuchillas antes de comenzar y durante las pausas largas.
  5. Establecer comunicación: Mantener un canal de comunicación abierto durante la jornada para realizar ajustes en tiempo real si se observan desviaciones.

El ritual del silo: el método para compactar y tapar que te asegura cero pérdidas y máxima calidad

Llegamos al momento culminante, lo que denomino «el ritual del silo». Aquí es donde se libra la batalla final contra el principal enemigo del ensilado: el oxígeno. Una fermentación láctica exitosa es un proceso anaeróbico (sin aire). Cualquier resto de oxígeno retrasará la bajada del pH y permitirá que levaduras y mohos consuman los valiosos azúcares, generando calor y pérdidas de materia seca. La compactación no es simplemente «pisar la hierba»; es una operación militar que busca expulsar hasta la última molécula de aire.

La regla de oro es la paciencia y el peso. El forraje debe esparcirse en capas finas, de no más de 10 a 20 centímetros de grosor. Intentar compactar capas más gruesas es inútil; el peso del tractor no penetra y deja bolsas de aire atrapadas. La densidad objetivo debe ser superior a 250 kg de materia seca por metro cúbico (kg MS/m³). Como regla general, el peso del tractor (en kg) usado para compactar debe ser al menos 800 veces el número de toneladas de forraje que llegan al silo por hora. Si llegan 30 toneladas/hora, necesitará un peso de compactación de 24.000 kg (30 x 800).

Una vez alcanzada la densidad objetivo, el sellado debe ser inmediato y hermético. El silo se convierte en una bomba de relojería biológica; cada hora de retraso en el tapado son pérdidas irrecuperables. Se debe utilizar un plástico de calidad, preferiblemente una película barrera de oxígeno (más fina e impermeable) cubierta por un plástico bicapa blanco/negro de mayor grosor. La cubierta debe exceder los bordes del silo y sellarse en el suelo con tierra o sacos de arena. Finalmente, la superficie debe cubrirse con una capa de neumáticos (colocados juntos, tocándose) o una malla específica para silo que ejerza un peso uniforme y proteja el plástico de daños por animales o por el viento. La fermentación completa tomará de 60 a 70 días, tiempo durante el cual el silo debe permanecer inviolable.

Inoculantes para ensilado: el ‘fermento’ que asegura la calidad de tu silo. ¿Cuándo es una inversión y cuándo un gasto?

El uso de inoculantes es uno de los temas que más debate genera. ¿Son una «poción mágica» o un gasto innecesario? La respuesta, como siempre en nutrición, es: depende. Un inoculante es, básicamente, un concentrado de bacterias lácticas seleccionadas que se añade al forraje para dirigir y acelerar el proceso de fermentación. No hacen milagros, pero en las condiciones adecuadas, son una inversión muy rentable.

Existen principalmente dos tipos de bacterias en los inoculantes. Las homofermentativas (como Lactobacillus plantarum) son especialistas en convertir los azúcares del forraje en ácido láctico de forma muy eficiente. Su función es provocar una caída rápida del pH, lo que inhibe el crecimiento de microorganismos indeseables y conserva mejor los nutrientes. Son especialmente útiles en condiciones difíciles, como cuando el forraje tiene un bajo contenido de azúcares o una humedad no óptima. Por otro lado, las heterofermentativas (como Lactobacillus buchneri) producen ácido acético además de ácido láctico. El ácido acético tiene un potente efecto antifúngico, inhibiendo el crecimiento de levaduras y mohos que causan el calentamiento del silo una vez abierto. Su uso es una inversión clara cuando se prevé que el silo va a estar expuesto al aire durante mucho tiempo (avances lentos en el comedero) o en épocas de calor.

La decisión de usar un inoculante debe ser estratégica. No es un seguro a todo riesgo para un mal manejo. Sin embargo, si ya ha ejecutado a la perfección los pasos anteriores (siega, presecado, picado y compactación), un inoculante puede ser la guinda del pastel, especialmente para mejorar la estabilidad aeróbica y reducir las pérdidas en la fase de extracción del silo.

La siguiente tabla ayuda a tomar una decisión informada sobre qué tipo de inoculante puede ser más beneficioso para su explotación, basándose en la función y el retorno de la inversión esperado.

Comparación de tipos de inoculantes para ensilaje
Tipo de inoculante Función principal Cuándo usar ROI esperado
Bacterias homofermentativas Reducción rápida de pH Forrajes con alto contenido de azúcares 3-5% reducción pérdidas MS
Bacterias heterofermentativas Estabilidad aeróbica Silos que se abrirán en verano Menor deterioro en apertura
Enzimas + bacterias Mejorar digestibilidad Forrajes maduros o fibrosos Aumento 2-3% digestibilidad

Pastoreo continuo vs. rotacional: por qué dejar a las vacas ‘a su aire’ es la forma más rápida de arruinar un pasto

La calidad del ensilado empieza mucho antes de arrancar la segadora; empieza en la gestión del propio pasto. Un pasto bien manejado no solo ofrece un forraje de mayor calidad para el pastoreo directo, sino que también produce un excedente de primavera de altísimo valor nutricional, ideal para ensilar. Aquí, la dicotomía entre pastoreo continuo y rotacional es clave. Dejar al ganado pastar libremente por toda la superficie (pastoreo continuo) puede parecer más sencillo, pero es la receta para la degradación del pastizal.

El ganado, por naturaleza, es selectivo. En un sistema continuo, los animales consumen repetidamente las especies más palatables y los rebrotes tiernos, agotando estas plantas y permitiendo que las menos deseadas (malas hierbas) prosperen. El resultado es una pérdida de productividad y calidad del pasto. El pastoreo rotacional, por el contrario, consiste en dividir la superficie en parcelas más pequeñas y rotar al rebaño a través de ellas. Los animales pastan intensamente una parcela durante un corto periodo (de 1 a 7 días) y luego se mueven a la siguiente, permitiendo que la parcela anterior descanse y se recupere durante un periodo de 21 a 28 días o más.

Este sistema tiene múltiples ventajas: permite un aprovechamiento más uniforme del forraje, mejora la persistencia de las especies valiosas, ayuda a controlar los parásitos y aumenta la producción total de materia seca por hectárea. De hecho, la gestión sostenible de los pastos es tan importante que la nueva Política Agraria Común (PAC) en España la incentiva directamente. Los eco-regímenes incluyen ayudas específicas para el ‘Pastoreo extensivo, siega y biodiversidad’, tanto en pastos húmedos como mediterráneos, siempre que se cumplan ciertas prácticas, como el pastoreo rotacional. Adoptar este sistema no es solo una mejora agronómica, sino también una decisión económicamente inteligente.

El secreto no está en el precio del saco de pienso, sino en el índice de conversión: cómo elegir la fórmula correcta

El objetivo final de fabricar un ensilado de alta calidad no es tener un silo bonito, sino mejorar la rentabilidad de la explotación. Y esto se mide en el comedero. Un ensilado excelente permite reducir la dependencia de los piensos concentrados, cuyo precio es volátil y representa uno de los mayores costes en ganadería. El verdadero indicador de éxito no es el precio del saco de pienso, sino el índice de conversión alimenticia (ICA): cuántos kilogramos de alimento necesita un animal para producir un kilogramo de carne o un litro de leche.

Un ensilado con alta digestibilidad y valor energético (por ejemplo, un ensilado de maíz con un 33-35% de materia seca y un almidón bien procesado) se traduce directamente en un mejor ICA. El animal aprovecha más cada bocado, necesita menos «ayuda» del pienso concentrado para cubrir sus necesidades y, por tanto, el coste de alimentación por unidad producida disminuye. Un ensilado con un pH bien estabilizado por debajo de 4.5, gracias a una fermentación perfecta, mantiene su valor nutricional durante meses e incluso años, garantizando una alimentación consistente.

Mesa de laboratorio con muestras de ensilaje y resultados de análisis nutricional en España

Por eso, la elección de la fórmula de pienso correcta no debe basarse en el precio por saco, sino en cómo complementa la base forrajera que usted ha producido. Con un análisis bromatológico de su ensilado en mano, su nutricionista puede formular una ración mucho más ajustada y económica. Un ensilado de alta calidad puede permitirle usar un pienso con menor nivel de proteína o energía, mucho más barato, sin penalizar la producción. Aquí es donde la inversión en cada punto de control del proceso de ensilado (siega, presecado, picado, compactación) ofrece su máximo retorno.

Puntos clave a recordar

  • El momento de la siega determina el máximo potencial de calidad; retrasarlo por buscar más volumen es un error costoso.
  • El objetivo del presecado es alcanzar un 30-38% de materia seca para evitar lixiviados y fermentaciones indeseadas.
  • Una compactación metódica en capas finas y un sellado hermético inmediato son cruciales para eliminar el oxígeno, el principal enemigo del silo.

La estrategia del ‘insumo inteligente’: cómo reducir a la mitad tu gasto en fertilizantes, semillas y piensos

En un entorno de precios de insumos en constante aumento, la autosuficiencia se ha convertido en la estrategia más inteligente para la supervivencia y prosperidad de una explotación ganadera. Reducir la dependencia de fertilizantes, semillas y, sobre todo, piensos externos no es solo una cuestión de ahorro, sino de control. Y en esta estrategia, el ensilado de calidad juega el papel protagonista. Es el insumo más valioso que un ganadero puede producir y controlar de principio a fin.

Piense en ello: un pasto bien gestionado con leguminosas como la alfalfa fija nitrógeno en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes nitrogenados. Un ensilado de altísimo valor energético y proteico, como hemos detallado, disminuye drásticamente la cantidad de pienso concentrado necesario para alcanzar los objetivos de producción. Cada punto de digestibilidad ganado en su forraje es un euro ahorrado en el saco de pienso. Esta visión integral es la esencia de la estrategia del «insumo inteligente»: maximizar lo que se produce en casa para minimizar lo que se tiene que comprar fuera.

Esta filosofía se resume perfectamente en una máxima de la gestión ganadera, que subraya el poder que el ganadero tiene en sus manos.

El ensilaje es el único insumo clave que el ganadero produce y controla al 100%. Optimizarlo es la palanca más potente para reducir la dependencia de insumos externos cuyos precios son volátiles.

– Manual de Gestión Ganadera, Estrategias de alimentación en ganadería española

Dominar la cadena de precisión del ensilado no es, por tanto, una simple tarea agrícola. Es la decisión empresarial más importante que puede tomar para blindar la rentabilidad de su explotación frente a la incertidumbre del mercado. Es transformar un coste en una inversión y un montón de hierba en el motor económico de su granja.

El siguiente paso lógico es implementar un sistema de monitorización para cada uno de estos puntos de control en su propia explotación. Comience por analizar su ensilado actual para establecer una línea de base y fije objetivos de mejora para la próxima campaña.

Preguntas frecuentes sobre el proceso de ensilado

¿Cuándo está completa la fermentación del silo?

La fermentación completa se lleva a cabo después de 60 a 70 días de almacenamiento. Una vez transcurrido este periodo, se puede comenzar a suministrar el ensilado a los animales, ya que el pH se habrá estabilizado y el alimento estará conservado.

¿Cómo proteger correctamente el silo del sol y aire?

Debe cubrirse por completo con un plástico bicapa de una sola pieza para asegurar la hermeticidad. Sobre la cubierta, es crucial colocar peso de manera uniforme, tradicionalmente con una capa de tierra y neumáticos juntos, para proteger el ensilado de los rayos directos del sol y evitar la entrada de aire.

¿Qué hacer con el plástico usado del silo en España?

En España, el plástico agrícola usado es un residuo que debe gestionarse correctamente. Los ganaderos deben llevarlo a un punto de recogida del sistema SIGFITO, que se encarga de su reciclaje, fomentando así la economía circular en el sector agrario.

Escrito por Marcos Ferreiro, Marcos Ferreiro es un veterinario rural con 20 años de experiencia de campo, especializado en producción animal y mejora genética en la cornisa cantábrica. Su trabajo diario se centra en la optimización de la rentabilidad de rebaños de vacuno de leche y carne.