Publicado el marzo 11, 2024

La clave para un control de plagas rentable no es un campo estéril, sino un ecosistema equilibrado que se gestiona con inteligencia.

  • El objetivo no es la erradicación total (costosa e imposible), sino mantener las plagas por debajo del umbral de daño económico.
  • Los insectos auxiliares y las plantas asociadas no son un adorno, son un ‘ejército’ gratuito que trabaja para ti si creas las condiciones adecuadas.

Recomendación: Empieza por monitorizar tus cultivos para tomar decisiones basadas en datos reales y no en el miedo. El primer paso es conocer qué ocurre realmente en tu finca.

El ciclo es agotador y familiar para cualquier agricultor en España. Aparece una plaga. Se aplica un tratamiento. La plaga desaparece, pero poco después, otra diferente (o la misma, pero más resistente) toma su lugar. Esta espiral de «plaga -> tratamiento -> nueva plaga» no solo agota los recursos económicos, sino también la moral. La dependencia de los fitosanitarios crea una falsa sensación de control, cuando en realidad, a menudo debilita las defensas naturales de la propia finca, convirtiéndola en un entorno estéril y vulnerable.

La sabiduría convencional nos ha enseñado a ver cada insecto no deseado como un enemigo a aniquilar. Buscamos la solución rápida, el producto que promete un campo «limpio». Pero este enfoque es como intentar vaciar el mar con un cubo; es una batalla perdida de antemano. Y si la verdadera clave no estuviera en la aniquilación, sino en la gestión inteligente? ¿Y si un poco de ‘plaga’ fuera, de hecho, necesario para mantener un equilibrio saludable y, paradójicamente, más rentable?

Este artículo propone un cambio de paradigma. No se trata de abandonar el control, sino de hacerlo más estratégico, como un general que dirige una guerra de guerrillas en lugar de una carga frontal. Exploraremos cómo funciona realmente un ecosistema agrícola, por qué la biodiversidad es una infraestructura productiva y cómo podemos usar la propia naturaleza como la herramienta más eficaz y económica para proteger nuestros cultivos. Dejaremos de ser simples aplicadores para convertirnos en auténticos estrategas de nuestro ecosistema.

A lo largo de las siguientes secciones, desglosaremos los principios y tácticas del Manejo Integrado de Plagas (MIP), una filosofía que ya está transformando miles de hectáreas en nuestro país. Descubrirás las herramientas para decidir cuándo es realmente necesario actuar, cómo reclutar aliados naturales y cómo diseñar una finca más resiliente y productiva a largo plazo.

¿Cuántos pulgones son ‘demasiados’ pulgones? El método para decidir si debes tratar una plaga o esperar

La primera regla del estratega de ecosistemas es abandonar el pánico. Ver un pulgón no es una sentencia de muerte para el cultivo. La pregunta clave no es «¿hay plaga?», sino «¿la población de esta plaga justifica económicamente una intervención?». La respuesta a esta pregunta se llama Umbral de Daño Económico (UDE). Este es el nivel de densidad de una plaga a partir del cual el coste del tratamiento es menor que la pérdida de producción que causaría si no se hiciera nada. Tratar por debajo de este umbral significa, simple y llanamente, perder dinero.

El concepto es revolucionario porque convierte una decisión emocional en una puramente económica y basada en datos. Un pequeño número de pulgones, por ejemplo, sirve de alimento para mantener una población estable de sus depredadores naturales, como las mariquitas. Si erradicamos todos los pulgones, las mariquitas se irán por falta de alimento, y cuando los pulgones inevitablemente regresen, no habrá nadie para controlarlos. El UDE nos permite tolerar una población mínima viable de la plaga que actúa como «capital biológico» para mantener a nuestro ejército de auxiliares.

Determinar este umbral no es una conjetura; requiere un monitoreo sistemático y riguroso. Métodos como el muestreo en diagonal permiten obtener una imagen representativa de la situación real de la parcela. Armado con una lupa y una libreta (o una app), el agricultor se convierte en un detective que recoge pruebas antes de dictar sentencia. Estos datos se comparan con los umbrales establecidos para cada cultivo y región, que son fruto de años de investigación agronómica.

El siguiente cuadro, basado en datos de diversas fuentes agronómicas para España, ilustra cómo varía este umbral. Es una herramienta, no un dogma, y debe adaptarse a las condiciones específicas de cada finca, pero sirve como una excelente guía para empezar a tomar decisiones informadas.

Umbrales de Daño Económico para cultivos clave en España
Cultivo Plaga Umbral de tratamiento Zona de referencia
Cítricos Pulgón verde 25% brotes con colonias Valencia
Tomate invernadero Tuta absoluta 2 larvas/planta Almería
Olivo Mosca del olivo 1% frutos picados (aceite) Jaén
Vid Polilla del racimo 10% racimos afectados La Rioja

Plan de acción: Muestreo diagonal para estimar la población de plagas

  1. Traza la ruta: Divide tu parcela mentalmente en una línea diagonal de una esquina a la opuesta. Esta será tu ruta de muestreo.
  2. Selecciona los puntos: Elige entre 5 y 10 puntos de muestreo equidistantes a lo largo de esa línea para asegurar una cobertura representativa.
  3. Examina las muestras: En cada punto, examina 10 hojas/frutos/tallos al azar de diferentes plantas, buscando adultos, larvas o huevos de la plaga objetivo. Utiliza una lupa de 10x para detalles.
  4. Registra los hallazgos: Anota el número de individuos o el porcentaje de plantas/hojas afectadas en cada punto. Usa una libreta de campo o una aplicación específica.
  5. Calcula y compara: Calcula el promedio de individuos por hoja o el porcentaje de afección de tu parcela y compáralo con el Umbral de Daño Económico (UDE) recomendado para tu cultivo y región. Actúa solo si lo superas.

Mariquitas, crisopas y sírfidos: cómo reclutar un ejército de mercenarios gratuitos para proteger tus cultivos

Una vez que aceptamos que el objetivo no es la esterilidad, sino el equilibrio, la siguiente pregunta es: ¿quién mantiene ese equilibrio? La respuesta está en la fauna auxiliar, un verdadero ejército de depredadores y parasitoides que trabajan gratis si les proporcionamos las condiciones adecuadas. Mariquitas (Coccinellidae), crisopas (Chrysopidae), sírfidos (Syrphidae) y una miríada de avispillas parasitoides son los mercenarios más eficientes que un agricultor puede tener.

El error común es pensar que estos insectos aparecerán por arte de magia. En realidad, hay que «reclutarlos» activamente. Esto se consigue construyendo una infraestructura ecológica dentro y alrededor de la finca. Setos vivos con especies autóctonas, cubiertas vegetales floridas entre las hileras del cultivo y la siembra de «plantas refugio» específicas son las herramientas para atraerlos y, lo que es más importante, mantenerlos.

Estas plantas no solo ofrecen néctar y polen, el combustible para los adultos, sino también refugio contra las inclemencias del tiempo y otros depredadores. Una estrategia bien diseñada asegura que haya floración durante todo el ciclo del cultivo, garantizando que la fauna auxiliar nunca se quede sin recursos. Plantas como la borraja, el hinojo o la caléndula son auténticos imanes para estos aliados. El ejemplo histórico del control de la cochinilla acanalada en los cítricos valencianos es la prueba viviente de que esta estrategia, bien implementada, es sostenible a largo plazo.

Detalle macro de mariquita depredando pulgones en hoja de cultivo con crisopa en segundo plano

El resultado es un agroecosistema resiliente. La presencia constante de depredadores ejerce una presión continua sobre las plagas, impidiendo que sus poblaciones exploten de forma descontrolada. Esto no significa que no habrá plagas, sino que raramente alcanzarán el umbral de daño económico. Es un seguro de vida biológico que, además, fomenta la polinización y mejora la salud general del suelo y del entorno.

Estudio de caso: El éxito centenario del Rodolia cardinalis en los cítricos españoles

La introducción del escarabajo Rodolia cardinalis en las zonas citrícolas de España para combatir la cochinilla acanalada (Icerya purchasi) es uno de los mayores éxitos del control biológico a nivel mundial. Desde su implementación hace más de un siglo, este depredador específico ha mantenido la plaga bajo control de forma permanente, demostrando la increíble eficacia a largo plazo de esta estrategia. Los agricultores valencianos que confían en este equilibrio biológico reportan ahorros de hasta 300€ por hectárea al año en tratamientos químicos que ya no son necesarios.

La estrategia del ‘cebo’ y el ‘escudo’: cómo usar otras plantas para alejar las plagas de tu cultivo de valor

Más allá de atraer aliados, las plantas pueden jugar un rol mucho más activo y estratégico en la defensa de nuestro cultivo principal. La asociación de cultivos no es una práctica esotérica, sino una táctica de «guerra» biológica con dos variantes principales: las plantas «escudo» y las plantas «cebo». Es una estrategia sofisticada que consiste en manipular el comportamiento de las plagas utilizando otras especies vegetales.

Las plantas escudo, también conocidas como repelentes, emiten compuestos volátiles que enmascaran el olor del cultivo principal o que son directamente desagradables para ciertas plagas. Plantar albahaca cerca de los tomates, por ejemplo, puede confundir a la chinche verde, que localiza su objetivo por el olfato. El romero o los tagetes (clavelones) son otros ejemplos clásicos que, intercalados en la parcela, actúan como una barrera olfativa que protege los cultivos más sensibles. Es una forma de crear «ruido» sensorial que dificulta a la plaga encontrar su comida.

Por otro lado, las plantas cebo o de trampa funcionan con la lógica opuesta: son mucho más atractivas para la plaga que el propio cultivo comercial. Se siembran en los bordes de la parcela o en franjas específicas para atraer y concentrar allí a la plaga. Una vez que la plaga está concentrada en el cebo, es mucho más fácil y barato controlarla de forma localizada, ya sea con un tratamiento muy específico o incluso eliminando mecánicamente la planta trampa con sus «ocupantes». Un ejemplo claro es el uso de la berenjena como cebo para los trips en un cultivo de pimiento, ya que los trips la prefieren abrumadoramente. Estudios del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) demuestran que el uso correcto de plantas trampa puede llevar a una reducción de hasta el 73% en los daños al cultivo principal.

La combinación inteligente de ambas estrategias crea un sistema de defensa en capas. El escudo dificulta la llegada al objetivo y el cebo desvía a los que consiguen pasar. El siguiente cuadro muestra algunas combinaciones efectivas y probadas en las condiciones de España.

Tríos de cultivo efectivos para control de plagas en España
Cultivo principal Planta escudo (repelente) Planta cebo (trampa) Plaga objetivo
Tomate Albahaca Judía verde Chinche verde
Pimiento Tagetes Berenjena Trips
Pepino Rábano Calabaza Escarabajo del pepino
Col Romero Mostaza Pulgón ceniciento

Conoce a tu enemigo: el ciclo de vida de la mosca del olivo (o tuta absoluta) y dónde atacar para romper su reproducción

«Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no necesitas temer el resultado de cien batallas». Esta cita de Sun Tzu es la esencia del control de plagas moderno. Aplicar un tratamiento sin saber en qué fase de su ciclo vital se encuentra la plaga es como disparar a ciegas. Cada plaga tiene un talón de Aquiles, un momento de máxima vulnerabilidad en su ciclo de huevo, larva, pupa y adulto. Atacar en ese preciso momento es la clave para maximizar la eficacia y minimizar los costes y el impacto ambiental.

Tomemos como ejemplo la mosca del olivo (Bactrocera oleae), una de las mayores preocupaciones para los olivareros españoles. El adulto vuela y se aparea, pero el daño real lo causa la larva, que se alimenta de la pulpa del fruto, devaluando el aceite. Tratar cuando vemos volar a los adultos puede tener un efecto limitado, pero si conocemos su ciclo, podemos anticiparnos. La mosca pupa en el suelo durante el invierno. Labores superficiales del suelo en invierno pueden exponer estas pupas a los depredadores y al frío, reduciendo drásticamente la población de la primera generación primaveral.

La tecnología y la monitorización son cruciales. Redes como la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) de Andalucía son un ejemplo de inteligencia colectiva. Mediante el seguimiento semanal de cientos de estaciones de control, emiten boletines que informan a los agricultores del momento óptimo para cada intervención, basándose en el estado de desarrollo de la plaga y las condiciones climáticas. Además, el cambio climático está alterando estos ciclos; se ha observado que el número de generaciones anuales de la mosca del olivo ha aumentado en algunas zonas, pasando de 3 a 5, lo que obliga a una vigilancia aún más estrecha.

Infografía visual del ciclo de vida de la mosca del olivo con ventanas de actuación marcadas

Esta misma lógica se aplica a otras plagas devastadoras como la tuta absoluta en el tomate. Conocer que la polilla pone sus huevos preferentemente en el tercio superior de la planta y que el estado larvario es el más dañino permite enfocar los tratamientos (biológicos o químicos, si fueran necesarios) de forma mucho más precisa, en lugar de pulverizar toda la planta indiscriminadamente. El conocimiento del ciclo biológico transforma al agricultor de un mero reactor a un proactivo estratega.

Estudio de caso: La Red RAIF de Andalucía como herramienta de precisión

La Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) de la Junta de Andalucía es un sistema de vigilancia que monitorea semanalmente más de 600 estaciones de control para la mosca del olivo. Los agricultores que siguen las recomendaciones de sus boletines, aplicando medidas preventivas (como tratamientos con caolín) o curativas en la ventana de tiempo óptima del ciclo biológico, reportan una reducción de hasta el 40% en el número de tratamientos fitosanitarios y un aumento del 15% en la calidad del aceite (menor acidez), al evitar las picadas en el fruto.

Ajo, ortiga, jabón potásico… ¿qué remedios caseros contra plagas funcionan de verdad y cuáles son un cuento chino?

En la búsqueda de alternativas a los químicos de síntesis, existe un vasto universo de remedios tradicionales y «caseros». Sin embargo, es un campo donde la ciencia y el mito a menudo se confunden. No todo lo que es «natural» es inocuo o eficaz. Como estrategas, debemos separar el grano de la paja y entender qué herramientas de este arsenal son realmente útiles y, sobre todo, legales para un uso profesional en España.

Algunos productos, conocidos como sustancias básicas, han demostrado su eficacia y están regulados y autorizados para su uso en agricultura, incluso en la ecológica. El jabón potásico es un excelente insecticida de contacto que actúa reblandeciendo el exoesqueleto de insectos de cuerpo blando como pulgones y mosca blanca, sin generar resistencias. El purín de ortiga, por su parte, es más un bioestimulante que un insecticida directo, pero al fortalecer la planta, la hace más resistente a ataques. El extracto de ajo tiene un efecto repelente, mientras que la tierra de diatomeas es un abrasivo físico que daña a babosas y caracoles.

La clave con estos productos es su modo de acción: suelen ser de contacto, poco persistentes y preventivos o de choque suave. No son la panacea universal, sino herramientas de precisión para problemas concretos y en estadios iniciales. Su eficacia depende enormemente de una correcta preparación y aplicación. Por ejemplo, el jabón potásico debe aplicarse al atardecer para evitar quemaduras en las hojas y asegurar el contacto con la plaga.

Sin embargo, es fundamental emitir una advertencia seria. El hecho de que un producto sea de origen natural no autoriza su uso indiscriminado en la agricultura profesional. La legislación europea y española es muy estricta al respecto para garantizar la seguridad alimentaria y medioambiental.

El reglamento europeo 1107/2009 establece una lista positiva de sustancias básicas autorizadas. Usar productos no incluidos en esta lista puede acarrear sanciones de hasta 3.000€ en agricultura profesional.

– Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Guía de Sustancias Básicas 2023

Por lo tanto, antes de experimentar con «recetas de la abuela», es imperativo consultar la lista oficial de sustancias básicas autorizadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Utilizar productos no registrados, aunque sean «caseros», puede no solo ser ineficaz, sino también ilegal y peligroso.

El peligro del monocultivo: cómo la falta de diversidad está convirtiendo las fincas en un paraíso para las plagas

Imaginemos un restaurante con un único plato en el menú, disponible en cantidades ilimitadas, sin competencia y sin guardias de seguridad. Sería el paraíso para cualquiera a quien le guste ese plato. Eso es exactamente un monocultivo para una plaga especialista: un «buffet libre» infinito y sin barreras. La falta de diversidad biológica en la agricultura moderna es una de las causas fundamentales de la intensificación de los problemas de plagas. Hemos creado, sin querer, el entorno perfecto para que nuestros enemigos prosperen.

Un campo con una única especie vegetal es un sistema frágil y desequilibrado. No hay plantas alternativas que puedan servir de refugio o alimento a los insectos beneficiosos. No hay barreras físicas o químicas (olores) que dificulten a la plaga encontrar su objetivo. Cualquier brote se extiende como la pólvora, sin nada que lo frene. Esta simplificación extrema del paisaje agrícola elimina la resiliencia natural del ecosistema. Dependemos al 100% de intervenciones externas (químicas) porque hemos desmantelado todos los mecanismos de autorregulación internos.

La solución, por tanto, pasa por reintroducir la complejidad. No se trata de abandonar los cultivos comerciales, sino de integrarlos en un mosaico más diverso. La implementación de setos vivos en los linderos, el uso de cubiertas vegetales entre las líneas de cultivo y la creación de islas de biodiversidad o «bancales de flores» son estrategias clave. Estos elementos actúan como «corredores ecológicos» que conectan nuestra finca con el paisaje circundante, permitiendo el flujo de fauna auxiliar.

Este cambio de mentalidad está dando resultados espectaculares incluso en los lugares más insospechados. La transformación que está viviendo el «mar de plástico» de Almería es un poderoso testimonio. Lo que antes era el epítome del monocultivo intensivo, ahora está viendo cómo la reintroducción de la biodiversidad está cambiando las reglas del juego.

Estudio de caso: La revolución verde en el mar de plástico de Almería

En los últimos diez años, se estima que un 35% de los invernaderos de Almería han adoptado sistemas de control biológico y diversificación mediante la instalación de setos y plantas refugio. Estos agricultores pioneros reportan una reducción del 60% en el uso de fitosanitarios y, sorprendentemente, un aumento del 20% en la producción, gracias a la mejora de la polinización natural por parte de los insectos auxiliares atraídos. Además, la implementación de estas infraestructuras ecológicas les ha permitido acceder a los nuevos eco-regímenes de la Política Agraria Común (PAC), generando ingresos adicionales que pueden alcanzar los 150€ por hectárea.

El ‘triángulo de la enfermedad’: la fórmula que explica por qué tus plantas enferman (y cómo evitarlo)

A menudo separamos las plagas de las enfermedades como si fueran dos problemas distintos, pero en el campo, están íntimamente ligados. Para entender por qué una planta enferma o es atacada, los ecólogos utilizan un modelo simple pero muy potente: el triángulo de la enfermedad. Este modelo postula que para que se produzca un problema, deben coincidir tres factores en el tiempo y el espacio: un huésped susceptible (una planta débil o estresada), un patógeno o plaga virulento (el agente que causa el daño) y un ambiente favorable (condiciones climáticas o de suelo que promueven el ataque).

El enfoque tradicional se centra casi exclusivamente en atacar al patógeno con fungicidas o insecticidas. Sin embargo, el triángulo nos muestra que tenemos otras dos palancas de acción mucho más proactivas. Podemos trabajar sobre el huésped, para hacerlo menos susceptible, y sobre el ambiente, para hacerlo menos favorable. Gestionar el ecosistema es, en esencia, romper uno o dos lados de este triángulo para que la enfermedad o la plaga nunca lleguen a manifestarse.

Fortalecer al huésped implica mejorar la salud del suelo con materia orgánica, asegurar un riego adecuado sin encharcamientos y elegir variedades adaptadas a nuestro clima. Una planta sana tiene sus propias defensas y es mucho menos atractiva para las plagas. Por otro lado, modificar el ambiente puede ser tan simple como mejorar la ventilación en un invernadero para reducir la humedad que favorece a los hongos, o usar mallas para evitar la entrada de insectos. De hecho, investigaciones recientes confirman que cerca del 80% de los virus vegetales son transmitidos por insectos vectores como pulgones o mosca blanca. Controlar al vector es controlar la enfermedad.

El propio suelo nos habla. La presencia de ciertas «malas hierbas» (que un estratega llamaría plantas bioindicadoras) nos da pistas sobre las condiciones del ambiente. Su observación nos permite diagnosticar y corregir problemas de base antes de que se manifiesten en el cultivo.

Viñedo mostrando síntomas de mildiu con detalle de hojas afectadas y condiciones ambientales
Plantas bioindicadoras de problemas del suelo
Planta indicadora Problema del suelo Plaga favorecida
Correhuela Compactación Gusano de alambre
Verdolaga Exceso de nitrógeno Pulgones
Cola de caballo Encharcamiento Caracoles y babosas
Ortiga Materia orgánica alta Beneficiosos (equilibrado)

Puntos clave a recordar

  • El objetivo no es la erradicación, sino mantener las plagas bajo el Umbral de Daño Económico, tomando decisiones con datos.
  • La biodiversidad funcional (setos, cubiertas) no es un adorno, es una infraestructura productiva que alberga a tu ejército de fauna auxiliar.
  • Monitorizar es más rentable que tratar a ciegas. Conocer el ciclo de vida de la plaga te permite atacar en su punto más débil.
  • Una planta sana en un suelo vivo es la primera línea de defensa. La resiliencia del sistema empieza desde la raíz.

Guerra de guerrillas en tu campo: la guía completa del Manejo Integrado de Plagas (MIP) para vencer sin químicos

Hemos explorado las tácticas: umbrales, fauna auxiliar, plantas trampa, conocimiento del enemigo, remedios autorizados y la importancia de la biodiversidad. Ahora es el momento de unirlas todas bajo una única doctrina estratégica: el Manejo Integrado de Plagas (MIP). El MIP no es un producto, sino un proceso de toma de decisiones; una «guerra de guerrillas» inteligente que combina todas las herramientas disponibles para mantener las plagas a raya con el mínimo impacto económico y ambiental.

La pirámide del MIP se construye desde la base. La prevención es el cimiento: selección de variedades resistentes, mejora del suelo, rotación de cultivos y diseño de una finca diversa. El segundo nivel es la observación y el monitoreo, nuestro sistema de inteligencia. Solo si estas dos capas fallan y se supera el umbral de daño, se pasa al siguiente nivel: las intervenciones. Y aquí, de nuevo, se sigue un orden. Primero, métodos físicos (barreras, trampas). Luego, métodos biológicos (suelta de fauna auxiliar). Y solo como último, absoluto recurso, se考虑a el uso de un fitosanitario, eligiendo siempre el más selectivo y de menor impacto posible.

Adoptar el MIP no es un salto al vacío, sino una transición planificada que, aunque puede requerir una inversión inicial, demuestra su rentabilidad a medio plazo. Ya no es una filosofía para unos pocos idealistas; según datos del MAPA, en 2023 el 42% de la superficie agrícola española ya se gestionaba bajo criterios de producción integrada, la antesala del MIP. Este dato demuestra que es una estrategia viable y en plena expansión.

Estudio de caso: Hoja de ruta financiera del MIP en una finca de cítricos valenciana

Una finca de 15 hectáreas de cítricos implementó un plan de transición a MIP con los siguientes resultados: Año 1: Inversión inicial de 3.500€ (trampas de monitoreo, primera suelta de auxiliares, plantas refugio), logrando una reducción del 30% en fitosanitarios. Año 2: Inversión de 2.000€ (mantenimiento de setos), con una reducción del 60% en tratamientos. Año 3: Inversión de solo 1.000€ (monitoreo y sueltas puntuales), alcanzando una reducción del 85% en fitosanitarios. El retorno de la inversión (ROI) fue positivo desde el segundo año y la obtención de la certificación de Producción Integrada permitió un aumento del 15% en el precio de venta del producto.

Cambiar el paradigma de la aniquilación por el del equilibrio no es solo una opción más sostenible, es la decisión empresarial más inteligente para el agricultor del siglo XXI. Es recuperar el control real sobre la finca, reduciendo la dependencia de insumos externos y construyendo un sistema más fuerte, resiliente y, en definitiva, más rentable.

El siguiente paso lógico es empezar a aplicar estos principios. Comienza por realizar un diagnóstico de tu propia finca para identificar las áreas de mejora y diseñar tu propia hoja de ruta hacia un manejo más integrado y rentable.

Escrito por Elena Soto, Elena Soto es una agricultora y divulgadora con 15 años de experiencia en la transición de fincas convencionales a sistemas agroecológicos. Tras transformar su propia explotación familiar en Aragón, ahora es una voz de referencia en agricultura regenerativa.